Visitas agidulces

El viento fresco del campo llegaba a raudales donde se encontraba el hombre relajado en su hamaca. El día de trabajo de hoy había sido duro. Ser agricultor no es para nada un trabajo fácil. No podía dejar de pensar en todas las cosas que le faltaban por hacer todavía. Su esposa había salido y no sabía a donde había ido. Lo habían dejado solo con su sobrino que había llegado de visita.
Ese niño para él siempre había sido demasiado mimado. Para tener 17 años aparentaba tener menos y se comportaba como tal. Nunca hacía caso cuando lo mandaban a hacer alguna cosa, así sea la más esencial. En ese momento no sabía dónde se había metido y salió a buscarlo, aunque su cuerpo se quejara por ello, porque siempre que se le dejaba solo hacía de las suyas. Definitivamente al hombre no le gustaba para nada que ese chico lo fuera a visitar y menos cuando iba a pasar tanto tiempo con ellos. Esas vacaciones iban a ser muy largas.