
Ha pasado tanto tiempo desde la última vez que lo vi. Recuerdo como si fuese ayer lo tímido que era, le daba miedo hablar con todos; quien sabe por qué era tan solitario. Creo que el único amigo que tenía era yo, pero ahora está de nuevo frente a mí y es como si no existiera. Cuanto ha cambiado y no solamente su actitud. Nunca había visto tanta rabia y tristeza en un rostro como el que estoy viendo ahora mismo, desde mi balcón. A pesar de que ha pasado el tiempo y ya ni se acordará de mí, yo todavía lo considero y lo quiero como mi mejor amigo.
No
entiendo como sus padres nos pudieron hacer eso, después de vernos una vez
darnos un beso en su cuarto mientras jugábamos en su computador, se fueron
lejos, nos separaron, no permitieron que tuviéramos más relación y ahora de
nuevo está aquí, en la casa de su abuela que vive exactamente frente a mi casa,
junto a la que ellos vivían. No los había vuelto a ver desde aquel escándalo,
gritos y lágrimas.
Creí
que no volverían. Mis padres tampoco me permitían siquiera preguntar por él a
su abuela; aunque no lo admitieran sabía que se odiaban, no se podían ni ver. A
pesar de que mis padres, después de dos años de mucho sufrimiento, por fin
aceptaron mi homosexualidad, no creo que hayan superado lo que pasó, incluso creo
que todavía le guardan un poco de resentimiento a esa familia, ya que ellos
creen que por culpa de John es que soy como soy.